domingo, 25 de mayo de 2008

SOBERBIO Y LLANO PARAMO

Hacia el final de esta tarde negra y lastimera, en la barrera de Córdoba y Juan B. Justo, observé que la patente del automóvil detenido delante de aquél en el que yo viajaba rezaba: GLH. Afecto a pensar nimiedades en esos momentos, asocié: “Genio de la Literatura Hispanoamericana”.

Sabemos, como gente de mundo que somos, que en cualquier país que se jacte de serio debe hacer mucho frío y anochecer temprano para que las personas de bien que lo habitan se recluyan presurosos en sus hogares, dándose el tiempo suficiente para la necesaria desdicha y contemplación taciturna y afligida del cielo plomizo derrumbando su negro telón sobre la silueta irregular de las chimeneas. Un gato o un linyera vagando sin rumbo calle abajo pueden completar el estereotipo.

Estos (los de ahora, hoy) son los días en que Buenos Aires empieza a parecerse un poco (en eso) a esas ciudades compungidas; estos son los días en que voy a uno de los estantes más roñosos de la biblioteca (bien abajo a la derecha) y busco Pedro Páramo, para releer (casi a esta altura para recitar a coro con Rulfo) la belleza (Bambino) de -quizás- la novelita más simple y más hermosa jamás escrita.

GRIEF

"Salí a la calle para buscar el aire; pero el calor que me perseguía no se despegaba de mí. Y es que no había aire; sólo la noche entorpecida y quieta, acalorada por la canícula de agosto. No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que salía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre."

"Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio. […] En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo. Mi madre murió entonces. […] Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar? […] Nadie vino a verla. Así estuvo mejor. La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas.”

LOVE

"A centenares de metros, encima de todas las nubes, más, mucho más allá de todo, estás escondida tú, Susana. Escondida en la inmensidad de Dios, detrás de su Divina Providencia, donde yo no puedo alcanzarte ni verte y adonde no llegan mis palabras"

“Había una luna grande en medio del mundo. Se me perdían los ojos mirándote. Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara. No me cansaba de ver esa aparición que eras tú. Suave, restregada de luna; tu boca abullonada, humedecida, irisada de estrellas, tu cuerpo transparentándose en el agua de la noche. Susana, Susana San Juan.”

HOPE

"Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces...Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar."

M. le Ch.

AL OESTE DEL DAKOTA

WALLS AND BRIDGES (1974) – JOHN LENNON. Era una costumbre (maravillosa) recibir por quien escribe estas líneas un regalito simbólico, poco oneroso, de parte de mis viejos con cada año de secundaria finalizado con éxito (“éxito” = no llevarse ninguna). La pregunta paterna fue la misma al final de 1984, ´85, ´86, ´87 y ´88: “¿Qué querés?”, y mi respuesta repetida, como calcada, en esos cinco años: “Un cassette, pá”.

En ese formato, “Walls and bridges”, de John Lennon, mi beatle predilecto (todos tenemos uno, ¿o no?) llegó a mis manos creo que a fines de 1986. Me recuerdo llegando a casa, con el plus de felicidad de saber que me esperaban tres largos meses de vacaciones hasta empezar otro año lectivo, y colocarlo apuradamente en el doble cassettera para disfrutar tal vez el 2º mejor disco solista del controvertido británico (el mejor es Plastic Ono Band (1970), lejos, pero eso quedará para otra ocasión).

Residiendo en Los Angeles, en ese fin de semana alocado que duró casi dos años (partuzas incluídas entre otros con Mick Jagger y David Bowie, saquen sus conclusiones…) y separado temporalmente de común acuerdo con Yoko luego de luchas mutuas con las adicciones y dos abortos de la japonesa que agudizaron la cosa, John, en una especie de “despedida de segunda adolescencia”, graba este trabajo con la ayuda de amigotes tales como Elton John (haciendo coros en “Whatever gets you thru the night”, que además cuenta con unos caños divinos) y Harry Nilsson (co-compositor de la melanco “Old dirt road”).

Sobresalen “Going down on love”, tema que abre el disco, la onírica y envolvente “Nº 9 dream”, el candor de “Bless you” y las guitarras acústicas pero a la vez poderosas de “Steel and glass”. El infaltable toque bajón lo pone la excelente “Nobody loves you (when you´re down and out)”, donde la voz de Lennon parece grabada de alguna de esas madrugadas post-bourbon y karaoke de rock stars.

Sugerencias para su escucha: a volumen relativamente alto, sábado a la mañana, apenas levantado/a del catre. Por lo menos 2 o 3 temas (los más hop) antes de salir a buscar el diario, hacerse la uñas o tomar un feca en el bar de siempre.
E.P.O.


OSHO AL PIOJO

EN MEDIO DEL TORRENTE IMPERANTE DE IMBECILIDAD "FENG-SHUI", ROBESPIERRE CON POLERA SE ASEGURA EN 2008 EL ESPECTÁCULO EXCLUSIVO DE...


TONINO MAZZAPANE
Y SU SINGULAR ESTILO ZEN PARA MANGIAR FETUCCINIS

POEMA EN TRES ESTROFAS Y DOS ACTOS

ACT 1:

- JELOU ZITO GANGRENA...
¿ES TUYO ESE LODAZAL?
- NOP...PUEDES QUEDARTELO,
PERO DAME UNAS ZARZUELAS
A CAMBIO, AUNQUE SEA
APENAS BAILADITAS

ACT 2:

- ¡ZITO GANGRENA ME REGALO
UN LODAZAL! ¿QUE MAS PUEDO
PEDIR, EH, EH, EH, EEEEEEH?
- TAL VEZ LA MUERTE ENVASADA
Y MI ABRELATAS CON LA
CARITA DE BIONDI...TOMÁ,
CHAMBONAZO!

MUERTE, CODICIA, ENVIDIA...
¿VES TODO ESO EN ESTA HISTORIA?
¿LO VES?
PERO POSTA, SIN TRIQUIÑUELAS

BREVES

LEROY VIRULAINES Y LA VANGUARDIA DE UN SEPTUAGENARIO: EN “HOT CAKES & SONANBULISM”, SU NUEVO DISCO, CONVIVEN SOUL, RAP, AULLIDOS DE NIÑOS-LOBO Y LICUADORAS A MEDIA VELOCIDAD. INENCASILLABLE. GENIO.

domingo, 11 de mayo de 2008

SUPERLOSER

AMERICAN SPLENDOR (EE.UU. - 2003 - Dirección: Shari Springer Berman/Robert Pulcini). Adaptar un cómic al cine, algo muy usado últimamente, no es tarea sencilla. La presencia de superhéroes archiconocidos en la pantalla grande puede devenir en éxitos inmensos como así también en fracasos indelebles, más allá de si se respetó o no el color de la mallita, el largo de las botas o la frase matadora (esa que todos tienen) de tal o cual personaje. ¿Pero qué esperar cuando se lleva al cine una historieta de un tipo normal, un laburante, que a su vez es el autor de la misma? “American splendor” es una extraña mezcla de ficción, realidad en formato documental y animación. Ágil, justa, exacta en los tiempos de cada escena.

Harvey Pekar (encarnado por Paul Giamatti, el gordito tapón de “Entre copas” y “El Ilusionista”, entre otras, uno de los mejores actores yanquis en mi opinión) es un triste empleado de archivo en un hospital de Cleveland, allá por mediados de los ´70. Su forma de escapar a la rutina es discutir con compañeros de trabajo sobre música, gustos de caramelos o la vida en sí misma. En medio de una crisis de soledad existencial conoce a Robert Crumb (famoso autor de culto, creador de “Fritz The Cat” y “Mr. Natural”, entre otros títulos) y eso lo empuja a escribir (sólo escribir, dada su mediocridad como dibujante) en formato de tira la historia de su para nada apasionante vida, la de un eslabón más de la clase obrera americana, sus miedos y sus frustraciones, un retrato irónico del estilo de vida que lo envolvía hora tras hora. Gracias a esa historieta, Pekar se convirtió en un ícono del cómic de los ´80, y tardó bastante en abandonar su laburo en el hospital, porque económicamente no le convenía y porque el garrón de yugar ahí le servía de inspiración para sus atormentados guiones.

Es una peli distinta, que alquilé como diciendo “a ver qué onda”, dado que si bien amo el mundo del dibujo no soy un capo en el rubro cómic y no tenía idea de quién corno era Harvey Pekar. Cinco años después, y escribiendo estas líneas, rememoro algunas escenas y les puedo asegurar que es de lo más oríyinal que me regaló el cine en los últimos diez años. Así nomá.

E.P.O.

CON ESA PINTA DE TIERNITO

Le voy a dedicar esta vez un par de renglones a un personaje nefasto: Tintín. Anticipo que no voy a decir nada nuevo: simplemente daré rienda suelta a mis ganas de denigrarlo, soltando algún que otro dato a esta altura archiconocido. Pero con la esperanza de que algún lector despistado que caiga de casualidad por estos lares termine odiándolo tanto como yo.

Sobrada fama tiene la -para mí (leer con tono bilardesco)- infame serie de historietas “Las aventuras de Tintín”, pero vamos de todos modos con alguna información introductoria: el autor era un tal Georges Remi, belga, cuyas iniciales al vesre y pronunciadas en francés conforman el seudónimo con el que publicaba: Hergé. Para los marketineros, vaya el dato de que esta basura vendió más de 200 millones de ejemplares y fue traducida a más de 60 idiomas. Tal era –y es- el éxito y la difusión mundial de la historieta que hasta se dice que el mesmessemo general de Gaulle le dijo alguna vez a André Malraux:
¡Au fond, vous savez, mon seul rival international, c’est Tintin” (“En el fondo, usted sabe, mi único rival internacional es Tintín”).

Este muchacho Hergé comenzó a publicar en 1929 las aventuras por entregas en Le Petit Vingtième, que era el suplemento infanto-juvenil del diario belga Le Vingtième Siecle. Este diario era dirigido por el también belga Norbert Wallez: el tipo era abate y periodista. Había sido voluntario en la Gran Guerra; era ultraconservador, admiraba a Mussolini, era antisemita y anticomunista: el candidato ideal para compartir palco con Cristina, Hebe y D’Elía. Parece que Norbert lo tenía bastante alquilado a Hergé: le quemaba la cabeza con sugerencias y hasta le consiguió un hueso: Georges se casaría en 1932 con la secretaria de Wallez.

La primera de las historietas de la serie, “Tintín en el país de los Soviets”, es una sátira -bastante rudimentaria pero sátira al fin- del régimen comunista. En Moscú, el perspicaz Tintín descubre que los Soviets hacen votar al pueblo poniéndole armas en la sabiola; y que las fábricas “modelo” son en realidad edificios vacíos empleados para engañar a los visitantes. La “propaganda” del régimen funciona a pleno, pero Tintín, que es un piola bárbaro y tan intrépido como para rascarle el bigote a Stalin, en seguida descubre la verdad de la milanesa. A veces pienso que si Hergé reescribiera la historieta hoy, podría llamarla “Tintín en el Conurbano Bonaerense”.

Pero no es de esta visita a la tierra de los zares que quiero hablar: sólo concentrarme en la que fue la segunda aventura: “Tintín en el Congo”, publicada por entregas entre 1930 y 1931, que narra las peripecias del reportero rubiecito en la -por ese entonces- colonia del Reino de Bélgica en el África.

La lectura no admite demasiadas complicaciones: Hergé era un guionista bastante básico, y la visión del mundo desde sus gafas colonialistas y racistas a lo sumo admiten una vuelta de tuerca desde la repugnancia para pasar a considerarlo desde la risa. No es el espíritu mío ni el de mi jefe (Robespierre) hacer relecturas berretas de la historia “a la Felipe Pigna”. Simplemente dejarles un pequeño inventario de viñetas (que pueden disfrutar con el BubbleShare o consiguiendo una edición pirata) que no tiene desperdicio:

- En la edición original, Tintín aparece en una escuelita-rancho enseñándoles a los “negritos” que su patria es Bélgica. Luego esta viñeta fue cambiada por otra en la que les revela –a través de la magia del álgebra- que dos más dos es igual a cuatro.

- En otra de las viñetas aparece haciéndose llevar con su perro (un cuzco de dudosa virilidad parecido a “Jazmín” de Susana) en un carro arrastrado por cuatro morochones.

- Se muestra también enseñándoles a los grones a compartir: agarra un sombrero de paja y lo parte en dos, repartiéndolo en sendas mitades entre dos nativos. Ellos -retardados- felices cada uno con su tajada.

- En otra le da por dispararle en la boca a un cocodrilo. Como no se le da, le traba la mandíbula con una escopeta “para que aprenda”.

- Atado a un árbol en el lecho de un río, unos cocodrilos vengativos y malvados (tal vez parientes del anterior) abren sus fauces para “entrarle” (¿lo ven tiernito?). Por suerte aparece un cura en una lancha y los baja a todos a escopetazos. Amén.

- Caminando por la selva ve un cervatillo entre los matorrales y (nunca vio Bambi) saca el rifle y descarga un cargador completo. En el cuadro siguiente observa admirado que mató como diez antílopes. Fue sin querer.

- Más tarde, “Gatillo Fácil” le apunta a un pobre mono que pasaba por ahí. Como está bastante afilado, obviamente lo emboca. Paso seguido saca una cuchilla y lo desolla. Y, ya que estamos…

- Para seguir despuntando el vicio, acribilla a balazos en la cabeza un elefante. Acto seguido, para mostrarnos que no ha corrido sangre animal en vano, aparece cargando los “marfiles” al hombro. Justa causa.

- Situación sublime vivimos cuando se enfrenta a un “temible” rinoceronte (que está pastando sin darle bola, quizás confundiendo al rubietón reportero con un canario). Viendo que la balacera no surte efecto sobre el cuero del animal, utiliza toda su astucia europea para acercarse al unicornudo hervíboro con una perforadora, realizarle un “agujerito” en el lomo, ubicar allí un cartucho de dinamita y…¡hacerlo detonar! Nos enteramos luego (al ver despedazado el cadáver del animal, al que sólo reconocemos por los vestigios de su personalísima protuberancia) que al mozalbete se le fue la mano con la pólvora. Ufa.

- Finalmente, confirmando que lo que vivimos a lo largo de las 62 páginas de la aventura es una enciclopedia de virtudes que el jovenzuelo ejerce con fruición redentora en territorio bárbaro, aparecen nuevamente los negritos/retardados en la tribu alabando un tótem del blondo mancebo, y haciendo correr la bola que, en Europa, “todos los pequeños blancos ser como Tintín”.

Personalmente, bien muerto Hergé, me quedo con ganas de ver a su gallardo personaje enfrentándose con la barra brava de Flandria. Y si quiere venir con el perro, que venga también.

M. le Ch.



BubbleShare: Share photos - Find great Clip Art Images.

AUTOMEDICADO



CON LOS REMEDIOS NO SE JUEGA CHE. SI NO, PREGUNTENLÉ A DON TOBIAS EL FARMACÉUTICO, QUE SE TOMÓ UNAS ASPIRINETAS VENCIDAS Y MUTÓ EN UN "POL MACARNI AÑOS '60 CON ACNÉ JUVENIL"...

COMO YON LENON


LA FIEBRE POR LOS MANUSCRITOS INÚTILES LLEGÓ A ROBESPIERRE CON POLERA: PARA HACERNOS DE UNOS MANGOS ESTAMOS REVENTANDO ESTA PAPELETA QUE ENCONTRAMOS ENTRE LOS ENSERES DE ROLAND VON TULIPA, EL INEFABLE MARCHAND QUE NOS OFENDE ASIDUAMENTE CON SU ARTE. SE ESCUCHAN OFERTAS...