martes, 2 de septiembre de 2008

PREPARAME EL QUEROSENE

Debo confesarlo: desde que ingresé al malsonante mundo de los "empleados en relación de dependencia", al desabrido universo del trajecito "macogüen" y los "tike restorán", vivo en carne propia todo un catálogo de contradicciones que se exacerban ante diferentes disparadores. Como un perro de Pavlov, este burgués outsider (pero super-burgués al fin) reconoce entre tantos "reflejos condicionados" el siguiente, de apremiante actualidad: cada vez que la detestable y tercermundista prepaga médica (¿hay algo que nos haga más tercermundistas que las "prepagas" y su "hotelería"?) le da un saque a la cuota, me surge caer con un lanzallamas en alguna de sus bonitas sedes y prenderle fuego a todo, sin compasión, y blasfemando proclamas revolucionarias tan altisonantes como poco convincentes (procuraría aflojarme el nudo de la corbata para hacerlo). Casi como consecuencia de esto último, y en asociación directa, cada vez que viene la biaba releo, como si se tratara de tomar un antibiótico, las páginas marcadas de Los siete locos de Roberto Arlt. Esta vez caí en la mitad de uno de los discursos del Astrólogo, se los dejo y los invito a acompañarme con una cajita de fósforos.


"- ¿Y usted qué es lo que quiere mover?

- Una montaña de carne inerte. Nosotros los pocos queremos, necesitamos los espléndidos poderes de la tierra. Dichosos de nosotros si con nuestras atrocidades podemos aterrorizar a los débiles e inflamar a los fuertes. Y para ello es necesario crearse la fuerza, revolucionar las conciencias, exaltar la barbarie. Ese agente de fuerza misteriosa y enorme que suscitará todo eso será la sociedad. Instauraremos los autos de fe, quemaremos vivos en las plazas a los que no crean en Dios. ¿Cómo es posible que la gente no se haya dado cuenta de la extraordinaria belleza que hay en ese acto...en el quemar vivo a un hombre? [...] Y lo que me alienta es saber que la civilización y la miseria del siglo han desequilibrado a muchos hombres. Estos locoides que no encuentran rumbos en la sociedad son fuerzas perdidas. En el más ignominoso café de barrio, entre dos simples y un cínico va a encontrar usted tres genios. Estos genios no trabajan, no hacen nada...Convengo con usted que son genios de hojalata...Pero esa hojalata es una energía que bien utilizada puede ser la base de un movimiento nuevo y poderoso. Y este es el elemento que yo quiero emplear. [...] Estos imbéciles...y yo se lo digo porque tengo experiencia...bien engañados...lo sificientemente recalentados, son capaces de ejecutar actos que le pondrían a usted la piel de gallina. Literatos de mostrador. Inventores de barrio, profetas de parroquia, políticos de café y filósofos de centros recreativos serán la carne de cañón de nuestra sociedad."

M. le Ch.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Le Chiwi has hecho que tome el librito del Sr. Arlt para meterme por unos minutos en sus imágenes entre la realidad y las sombras de las pesadillas. ¿Hasta qué punto son seres imaginarios, externos a nosotros, o abstracciones oscuras de lo mas profundo de nuestra mediocridad como seres humanos...? Espero que este comentario aporte algo mas a la confusión general. Chas´graxias de Luckifer.

Anónimo dijo...

Felicito y agradezco en el mismo acto a Mesié Le Chiwi -como diría Homero, "perdón por mi francés"- por citar a uno de los personajes mas pintorescos e irresistibles de la literatura, como es el Astrólogo de Los Siete Locos.¿Como no desear que a Le Chiwi le vuelva a aumentar la prepaga y gozar sanamente de su bronca, si se despliega de este modo? Raudo, cual centella, me dirijo ahora mismo a mi biblioteca a re leer tan magnífica obra y en estos días culminaré una de mis materias pendiente que es leer también El Lanzallamas. Como siempre, gracias Robespierrecon Polera!!!
Enrique el Ceramista

Anónimo dijo...

Robespierre os agradece tanta generosidad y promete atizarles con su vara correctora si los cruza por allí, par de bribones...